Hola a todos :3 felizmente les comparto este relato sobre mi PJ. Si todo marcha bien y sigo con la musa viva (XD) sería una parte de muchas más. No dilataré el inicio con rodeos, así que aquí les va.
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El día en que Allora Estrellaclara tuvo a su única hija, sintió que le cuerpo le ardía y que su piel podría quemar a quien la tocara. Era tal el calor que sentía que temía incinerar a su criatura, de modo que el parto fue rápido aunque lleno de temor. Muchos atribuyeron el particular color de ojos de la bebé a los extraños calores de su madre... aunque ciertamente la situación fue al revés.
Dho'natir Estrellaclara recibió a su hija como si fuera el resultado de su más grande experimento. Itrenore era la niña de sus ojos y su amor por ella fue enorme de principio a fin. La muchacha fue objeto de sus investigaciones hasta el día de su misma muerte. Dho'natir (o Dhony, como lo llamaba su esposa) murió en extrañas circunstancias aunque la versión oficial hablaba sobre un cálculo mal hecho y una enorme explosión.
"Dhony" Estrellaclara era un excéntrico y brillante piromante, responsable (y muchas veces culpable) de varios inventos que buscaban amenizar las labores cotidianas de los elfos. Brebajes, pequeñas herramientas e incluso una especie de combustible en base arcana fueron sus invenciones, así como una pila de hechizos tan absurdos como peligrosos. Aún así el carisma y la disposición del piromante se habían ganado muchos amigos y eran pocos en la ciudad los que no conocían su existencia y la de su familia, de modo que la llegada de la pequeña Itrenore fue un festejo en varios sentidos.
Sin embargo los experimentos sin sentido de Dho'natir duraron poco más. Años después, en la infancia de su hija, sus esfuerzos tuvieron que enfocarse en otro blanco.
- Dhony... - el rostro de su esposa apareció en el rellano de la puerta. Se veía más pálida de lo habitual y parecía a punto de llorar-, está pasando de nuevo.
El mago se levantó de un salto de su escritorio de trabajo y abrió un cajón. Sacó una enorme y reluciente gema anaranjada de su interior y corrió tras Allora.
En medio de su habitación, sentada en el piso, la pequeña hija de la pareja chillaba y se retorcía de dolor. Chispazos y olas de energía brotaban, revoloteando a su alrededor. En la habitación reinaba un calor sofocante que caldeaba el aire y no les permitía respirar.
- Quédate aquí - susurró a su esposa mientras se acercaba.
Dho'natir invocó una barrera a su alrededor y entró en el cuarto, arrodillándose al lado de su hija.
- Itrenore... sabes qué debes hacer - con un gesto simple le entregó la gema a la niña, quien con manos temblorosas la tomó.
- Gracias papi - susurró cerrando los ojos y empezando a "cargar" la piedra. Ésta se iluminó rápidamente a medida que la niña se aliviaba. Al terminar la operación, el objeto parecía palpitar, como si tuviera vida propia. - Aquí tienes.
El elfo cogió el objeto con cuidado. La niña había dejado de retorcerse pero su pálido rostro cansado era la muestra del dolor que había sentido segundos antes. Pese a ello se levantó y abrazó a ambos elfos antes de meterse en la cama.
- Dhony...
- Lo sé, Allora...
Ambos se miraron en silencio. El suave pálpito de la piedra refulgía en las manos del piromante. Al mismo tiempo, los padres de la niña dejaron ir un largo suspiro.
- Buscaré qué hacer para ayudarla, Allora. Lo juro por mi nombre.
A partir de ese momento las investigaciones de Dho'natir se centraron en canalizar el exceso de poder que corría por el cuerpo de su hija. ¿Por qué había pasado eso? ¿Qué había llevado a la niña a aquella situación? Simplemente había nacido así y tenía que buscar una solución.
- Muchas veces he visto casos de magos demasiado poderosos. Su poder es tan inmenso que han enloquecido y su cuerpo ha caído presa de la corrupción. Pero eso es porque no han sabido manipular ese poder...
Un Magister, de nombre Rumioth, había acudido en ayuda de Estrellaclara al conocer el caso de la niña.
- Eso no es alentador.
- Lo sé. Pero debes conocer el riesgo que implica para tu hija el hecho de que fracases.
- Lo único que he podido hacer es darle gemas para que transfiera el exceso a ellas, pero...
- ¿Ya no aguantan?
El piromante miró al Magister con una expresión de dolor. Luego sacó lentamente de su bolsillo una piedra y se la enseñó.
La gema palpitaba con fuerza y sobre su superficie se veían varias vetas. Rumioth tomó con delicadeza el objeto y lo miró de cerca.
- ¿Muestra interés por la magia?
- Se sorprendería, Magister. Observa cada cosa que hago, cada día. Le he pasado un par de libros de hechizos simples y los ha memorizado en un día. Incluso se ha atrevido a hacer un par de encantamientos simples y lo ha hecho de maravilla...
- Deberás instruirla - cortó el Magister, deteniendo la avalancha de palabras de Dho'natir. El elfo sonrió a modo de disculpa y asintió con la cabeza. - Una criatura así, con la guía adecuada, podrá otorgar un enorme beneficio a nuestro pueblo.
- Así lo haré, Magister.
- En cuanto al problema... buscaré la forma en que podamos hacer algo. No deseo tener una niña corrupta en las calles. Eso sería terrible.
Tema: El deseo de Dho'natir 
Sáb Dic 16, 2017 7:52 pm
